miércoles, 18 de diciembre de 2013

La Dehesa Boyal de La Acebeda.

Teníamos muchas ganas de vistiar algún bosque donde ver los colores del otoño, en especial al no haber podido ir a ningún lugar el año pasado, en concreto debido a la climatología adversa. Al contrario que el otoño pasado, a lo largo de éste ya hemos visitado tres bosques situados en lugares diferentes como son las Sierra de Ayllón, Somosierra y Navacerrada.
El primero de estos bosques fue un melojar situado entre los municipios de Robregordo y La Acebeda, concretamente la conocida como Dehesa Boyal de La Acebeda.



Los melojos o rebollos (Quercus pyrenaica) todavía no mostraban las hojas del típico marrón de esta época, pero sí una mezcla cormática de verdes, amarillos y ocres ya que aquel bosque acababa de entrar en el otoño. Esta masa forestal, como en otros casos, es bastante uniforme en árboles de gran porte y prácticamente específico de robles melojos.



Sin embargo, se observan ejemplares más pequeños y de tronco más estrecho, jóvenes al fin y al cabo. Esto atestigua que son  zonas clareadas que se están recuperando tras la tala para leña y carbón, usos que actualmente no sé hasta qué punto se conservan en la zona.



Pero no todo son melojos, ya que la Dehesa Boyal es atravesada por un peueño arroyo que le otorga un área de mayor húmedad y gracias a ello, mayor diversidad vegetal. Allí, el estrato arbóreo también está formado por cerezo silvestre (Prunus avium) y bonetero (Euonymus europaeus).




Sin embargo, es más diverso el estrato arbustivo, con majuelo (Crataegus monogyna), rosal silvestre (del cual vimos una especie cuyos frutos eran más pequeños que los del típico escaramujo (el cual también estaba), la zarzamora (Rubus ulmifolius), el endrino (Prunus spinosa) y el avellano (Corylus avellana). Todos estos arbustos estaban cargados de frutos rojos, negros y morados, danto un toque de color al bosque. Eso sí, ni una avellana.
Y ya, a la altura del suelo, formaciones de helechos cerca del arroyo, así como azafrán silvestre (Colchium autumnale).



 Al igual que en el caso del arroyo, otras zonas con mayor variedad son las zonas aclaradas y los linderos del camino, con presencia de enebro común (Juniperus communis), nueza negra (Diocorea comunis) de la cual sólo quedaban algunas bayas, madreselava de los bosques (Lonicera peryclumenum subs hispanica) y sobre todo, retama negra (Cytisus scoparius) la cual estaba por casi todos los lugares donde pudiera crecer.



Y aun así, sé que no conseguí identificar otras plantas vistas, y seguramente haya otras muchas que no vimos y que se suponen típicas de los melojares del Sistema Central.



Además, ver los colores del otoño, disfrutar de los frutos que dan en esta época numerosas plantas, frutos que sirven de comida para algunas de las aves que por allí cantan, todo ello en la máxima tranquilidad que puede dar la sierra madrileña, pues prácticamente estábamos solos, solos en contacto con la naturaleza.




 Para todos aquellos que quieran disfrutar del entorno, entre el pueblo de La Acebeda y la Dehesa Boyal existe un pequeño merendero donde se pueden aparcar los coches.





4 comentarios:

  1. Maravillosos parajes, es genial cuando cosas así están más cerca de casa de lo que cree la gente.
    Hay que animarse a conocer bien lo que uno tiene a mano.

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    1. Gracias.
      Siempre pensamos que lo que tenemos cerca lo conocemos por el mero echo de tenerlo cerca. Pero si uno no va al final no sabe cómo es el lugar.

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  2. Un sitio precioso y por suerte pudimos disfrutar de él tranquilos. Es genial volver a verte por estos lares ;)

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    1. Y ojalá siga siendo un lugar tranquilo.
      Gracias. Estaba deseando poder empezar de nuevo con el blog.

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